Los aficionados azulgranas, tras constatar de forma oficial su regreso primero se frotaron los ojos de incredulidad, y luego se lanzaron como posesos a intentar hacerse con la nueva camiseta que lucirá Pau Gasol en el Barcelona. El aficionado culé, que llevaban días apesadumbrados por la mala marcha del equipo de fútbol, han encontrado en la vuelta de Pau Gasol un motivo para sonreír. En Estados Unidos hay precedentes que demuestran que cortan por lo sano cuando se producen actos de racismo.